sábado, 17 de julio de 2010

La crisis de la social-democracia y la izquierda

Escuchamos hablar continuamente sobre la crisis del socialismo real a finales del s. XX, pero oímos pocas que se analicen la peores de las crisis: la de la social-democracia y la del socialismo democrático.

Cualquier filósofo o militante de la izquierda tradicional, hablará de la sinergia de los términos de socialismo y de "democracia" como un proyecto de humanización capitalista, que sirvió para sustentar la base de los Estados post-bélicos de Occidente, es decir, Estados a la sombra de las dictaduras y construidos en base a un modelo de tensión y necesidad improvisada global que se extendió, especialmente, por la segunda década del s.XX. A eso se llamó Estado de Bienestar, y su método de gobierno, la representatividad, es a lo que se denominó como "democracia".

Así fue, tanto el reformismo democrático, como el socialismo en la democracia fueron proyectos depurados y fracasados estrepitosamente. El primero de ellos caminó tambaleándose por diversos países de tradición política histórica como el caso de Inglaterra, con la descafeinada empresa de la tercera vía que, si bien alegaba ser una superación del capitalismo, lo cierto es que solo consiguió ser un escaso y concentrado intento de regreso a los momentos de su creación industrial ( salvando distancias históricas) en países nórdicos, precisamente más alejados de la citada corriente entre el socialismo y el capitalismo formulada en la etapa contemporánea por Giddens .
El segundo método tuvo diversas derivaciones, también instauradas en torno a una nueva idea, presuntamente enmarcada dentro del ámbito marxista, como fue el eurocomunismo. En cualquier caso, los intentos de aunar "democracia" y socialismo no fueron muy efectivos en cuanto a la lucha por llegar a las Cámaras se refiere; por lo que la ola de partidos que se había propuesto tener cabida dentro del nuevo status de Occidente, se fueron reconvirtiendo en productos mucho más asequibles para el capitalismo de nueva creación.

Santos Juliá, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense y catedrático del Departamento de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED, lo define desde su perspectiva: " Si la superación del capitalismo no entraña la supresión de la propiedad, ni, por tanto en consecuencia del mercado, ni por tanto de la democracia, entonces hay que explicar en qué se diferencia realmente ( más allá de reforzar el poder de los sindicatos) el ideal inédito de socialismo democrático en la práctica ya más experimentada de la socialdemocracia. Si, en fin, socialismo democrático es un modelo de sociedad en el que han desparecido las desigualdades (...) entonces socialismo democrático es ese socialismo de futuro o ese futuro del socialismo.


Pero la reflexión más interesante no es pues, que cayeron y caen, sino porqué lo hicieron. Es obvio, que la destrucción del socialismo en las dos vertientes "moderadas" ( utilizando una nomenclatura liberal)no ha sido auspiciada por un oponente nuevo, más allá de los existentes de manera perpetua, sino que ha sido más bien una implosión interna inducida, en parte, por el proceso de globalización mundial.
Entonces, la problemática que acabo de desestructurar estas fórmulas son emanadas y internamente y no se debe a otra que la más que clara realidad de que los socialismos explicados no son socialismos de ningún tipo, sino pseudo-socialismos, patrañas intermedias que buscan hacer del posibilismo una consigna ideológica y que solo producen la extraña sensación de despolitización de nuestros días.
Es, por tanto, la socialdemocracia y el socialismo democrático, engendros similares diluidos en el extenso mar del liberalismo, incapaces de aunar, como es previsible, dos ideologías que se repelen.


Momento actual:


La socialdemocracia se encuentra hoy, no obstante, en una de sus mayores encrucijadas desde mediados de los noventa. La crisis capitalista ha producido una radicalización profunda en los supuestos ideales de la izquierda progresista, que adoptan, ya sin pudor, políticas de corte profundamente neoliberal, en lo que son los últimos coletazos de la tercera vía, y de todo el entramado de falsa caridad liberal.
Los intentos de la maquinaria mediática pasan ahora, como indique anteriormente por elaborar conciencias que unifiquen ideologías, ya que la posibilidad de mantener el estatus de partidos de presencia obrera pero de actuación burguesa sustentándolos en el punto populista suena irrisorio.
La verticalidad con el que el conflicto de clases se ha visto agudizado en esta última década es proporcional a la lucidez con la que las ideologías van también inmiscuyéndose nuevamente en la realidad de la sociedad occidental, germen de la Nueva Sociedad.


Estamos pues ante una radicalización entre pueblo y élites económicas, en la que la antigua izquierda institucional ha dado el salto definitivo en su recolocación a la derecha y en la que las clases obreras juegan el papel de resistir la ofensiva, basando sus actitudes en su mayor arma: el pensamiento.


La izquierda actual:


Si lo que nos dicen que es la izquierda por televisión no lo es, ¿ Dónde está la izquierda de verdad?
Posiblemente no la encontremos, pero si nos acercaremos a ellas en versiones edulcoradas, negativamente desarrolladas por condiciones externas propias del imperialismo burgués mundial.
Los socialismos actuales, las fórmulas actuales de izquierda no son más que estados de defensa, de resistencia, que merman, se quiera o no, su capacidad de desarrollo, en todos los ámbitos, y que solo permiten el enriquecimiento propio de la independencia. Si bien Venezuela, Cuba, Bolivia, y algunos otros países de América Latina y del mundo, son los ejemplos en los que debemos centralizar nuestros análisis, son estos mismos los que ven atada su superación por condiciones nada favorables, y solo alterables mediante la unificación, especialmente en el aspecto económico, y el ALBA, es, así, un elemento importantísimo en el desarrollo del futuro socialismo mundial.

Necesitamos de urgente manera, una estructura, una plataforma que unifique los proyectos socialistas, en la dificultosa tarea del apoyo internacionalista, que nos llevará a la construcción de un bloque cooperativo en la que podamos crecer a nivel intelectual y pragmático, sin impedimentos económicos y trabas morales como excusas del cáncer capitalista para perpetuarse.
Huelga nombrar la también necesidad de desdogmatizar la izquierda que ha crecido con la evolución de la socialdemocracia y el socialismo democrático, la cual desprovista de su desgraciadamente vilipendiado lenguaje, y confundida y aturdida por la pérdida de su posición en la sociedad, ha adoptado una postura de diferenciación basada en la repetición de consignas y en el etiquetado como instrumento básico de la construcción teórica.

Es por ello que debemos despojarnos de connotaciones pasadas y afrontar la situación actual analizando de forma objetiva los procedimientos acaecidos con anterioridad, eliminando la vehemencia de los análisis, y sabiendo ubicar los socialismos actuales en la coyuntura en la que se encuentran. Asimismo, debemos hacer hincapié en que la situación del proletariado mundial, despreciado por partidos de corte socialdemócrata y la muerte fáctica de estos, son el inicio de una nueva etapa, en la que los conocimientos ideológicos, la política, vuelven a ser la mente del cambio, y el sujeto, el pueblo.

martes, 13 de julio de 2010

Quitándose las caretas

No hace mucho veíamos al Tribunal Constitucional, decisor último de la “democracia” judicial post-franquista, dictaminar acerca del archi-conocido estatuto de Cataluña.
El problema por tanto, no es quién nos gobierna, sino que nos gobiernan.

La creación de la Carta Magna española, dio a elegir entre la dualidad dictadura o democracia; democracia a la española, luego la actual. Y su nacimiento, si bien, no estuvo alejado de altercados, fue ciertamente fruto de la anestesia emanada del miedo, reflejado en la patraña del 23 de febrero ( la única vez que Juan Carlos ha dado golpe).

Con el transcurso de los años, nosotros; aquellos que vemos que el Título VIII referido a la “Organización territorial del Estado” un instrumento presidiario y centralista, los que vemos en la Constitución Española una Carta Otorgada, al más puro estilo napoleónico, un modelo de Estado desequilibrado, jerárquico, y anclado en el pasado imperial; nos hemos defendido, hemos pasado a la ofensiva propia de aquellos que no se sienten cómodos dentro de algo que se les impone.


Un ejemplo ha sido el pueblo catalán y la imposibilidad artificial de no poder construirse su propia regulación territorial. Un texto, que, sin faltar a la verdad, está hecho a la medida del nacionalismo burgués catalán, pero refrendado, en la tan repetitiva técnica del voto, por gran parte del pueblo.
La negativa del Tribunal Constitucional a apoyar una ley con vigor desde hace varios años, ha hecho que todas las alarmas salten, y la manifestación en protesta contra la Sentencia en Cataluña, seguida por más de un millón de ciudadanos es el ejemplo.



Nos encontramos en la situación, de que, no solo se han agudizado el conflicto entre pobres y ricos, sino que también comienzan ha polarizarse las ideologías. Si bien, muchos intentan despolitizar el conflicto, hablando de “políticas sin política”, la realidad es que toda acción, toda nueva posición que toma un gobierno, o un pueblo se corresponde con un método ideológico, y eso se sabe, aunque se quiere desconocer.
Quienes dijeron a los cuatro vientos que en 1989 murieron las ideologías, se equivocaban. El engranaje de la sociedad, de la sociedad activa se está poniendo en marcha, y, afortunadamente, fuera de las realidades virtuales y de la información masiva, existe vida.

La lucha entre explotados y explotadores en estos días es evidente, el efímero paso de la clase media por nuestras vidas, se ha visto diluido desde hace ya varios años, aunque es ahora cuando nos percatamos de la diferencia que existe entre unos y otros.
Las condiciones objetivas están, como siempre tuvo que ser, y como sabíamos que llegaría, las contradicciones son nuestro día a día y las posiciones se definen de una vez por todas.
Con esta retirada de los disfraces nos damos cuenta de que bajo las siglas Obrero y Socialista se escondía el lobo capitalista, alentado por los zorros de los sindicatos empresariales, que estaban cuidando con supuesto cariño a nosotros, el rebaño.
Con esta nueva determinación de situaciones observamos como el Tribunal Constitucional restringe la apertura de un Estado, lastrado por una historia sangrienta, y un nacionalismo construido a base de fútbol y caspa fascistoide, en lo que podemos considerar un atentado a la decisión de las naciones que componen el Estado Español, partiendo de la base de que ningún territorio debe imponerse a otro.




La realidad es que, el conflicto no es solo en Cataluña, sino que esta coyuntura es el golpe en la mesa que afecta a las intenciones de otras zonas como Canarias, en las que el ejecutivo autonómico ha tardado menos de horas, en decir que el nuevo estatuto; el cual torpedeó sus socios españolistas y que no era ni la mitad de lo innovadoras que las catalanas; no se podía llevar a cabo por la negativa del TC.



En definitiva, las cartas están sobre la mesa, el conflicto está claro, allí están ellos y aquí nosotros. Solo hace falta ser conscientes, y reconocernos a nosotros mismos como la fórmula de cambio. Es necesario saltar las barreras que nos vetan la libertad. No es permisible que los pueblos dependamos de un tribunal para conformarnos como pueblo, no es concebible que desde Madrid se dictamine cuáles han de ser las políticas aplicables en los distintos territorios.
Tras años colapsado, mientras la ley se ponía en práctica, por fin, y con más improvisación de lo esperado ( aún con el tiempo que se tomaron), el todopoderoso tribunal volvió a enseñar los dientes afilados del estado al que representa, definiendo categóricamente, a la española como la única nación con cabida dentro de su perspectiva de país ( la perspectiva del TC, y de los partidos nacionalistas, nacionalistas españoles). Unos pocos decidiendo sobre muchos.

martes, 6 de julio de 2010

Esperando a que salga el conejo de la chistera

Pues sí, esta es más o menos la situación a la que parece que juega la población incapaz de reconocerse así mismo como el engranaje del cambio social.

Asistimos perplejos a una serie de acontecimientos que se agravan, agudizándose confictos derivados del problema real: el paro y la pobreza. Bueno, pobreza no para todos, y es que, mientras el número de ricos en el Estado Español creció en 16.000 en 2009 y ya alcanza los 143.000, según un informe realizado por Merrill Lynch Global Wealth Management y Capgemini, cada vez son más los ciudadanos que atraviesan dificultades para llegar a fin de mes.

Hablamos también de un tasa de desempleo abrumadora, que parece aliviarse ahora con los empleos temporales de la época estival, o como fue antes con el Plan E(ngaño), todos estos procedimientos que parchean una situación insostenible.

La élites saben que esto no va a sostenerse mucho más, y ya desarrollan mecanismos de coacción y control mental y físico. Un ejemplo, es la aprobación del documento 8570/10, por la UE, ahora a la cabeza del Gobierno Español, y que permite ejercer un control exhaustivo sobre los ciudadanos de opiniones "radicales". Todo un "avance" al más puro estilo Orwelliano.

Otro elemento es la vehemente campaña para animar a la Selección de los españoles, o es que no es casualidad que justo ahora, con esta coyuntura se dé propaganada absoluta a once jóvenes que cobrarán cerca de 600.000 euros si ganan el trofeo ( pagados por todos los contribuyentes, eso sí). Pan y Circo.

También, ahora hay otros elementos de distracción para aquellos que escapen al fútbol, como son el nuevamente creado "problema" del Burka. O las ya omnipresentes dictaduras ( según el capitalismo) latinoamericanas. Precisamente, hace escasamente unos días, el Ministro de Exteriores, Moratinos, fue a Cuba a mediar la liberación de "presos políticos".
Si, si, como lo oyen, fue a Cuba, no fue a Gaza donde Israel asesina a activistas palestinos a diestro y siniestro, tampoco fue a Honduras donde hay un gobierno derivado de un golpe de Estado y que encarcela y mata periodistas y disidentes cada día y que el otro día cumplió un año, o a otro estado similar como el colombiano; tampoco se quedó en el Estado Español, donde se incumplen los DDHH de forma flagrante, y el otro día en la manifestación del 29 de Junio en País Vasco y Navarra tuvimos un ejemplo, con la Policía Autonómica empleando todas sus fuerzas represivas contra el legítimo derecho de huelga.

De todas formas, por si esos mecanismos de control no fueran lo suficientemente efectivos, se dedican a adoctrinar a los más jóvenes, como en Adeje ( Tenerife) donde hicieron a los niños disfrazarse de policías y jurar la Constitución Española.



Todo un circo montado con la intención de ganar tiempo, ante la necesidad de realizar algo que permita volver a tener a las masas absortas, y continuar con su política devoradora.

Saben que la situación no mejora, y que con el pago por desempleo finalizándose, y con el fin de los trabajos temporales, así como los recortes en administración, sumado al ingente número de pobres y parados que hay en la actualdad puede dar lugar a un nuevo mundo, a un nuevo mundo en el que ellos, y su " No piense, sólo diga sí" no tenga cabida.





Abre los ojos.